25.11.14
Crítica Los pinguinos de Madagascar, puta locura
De 0 a 100 en un segundo. Los pingüinos de Madagascar no dan tregua. Son los 90 minutos animados más delirantes y agotadores de los últimos años.
Y el desaforado proyectil comienza desde el inicio, cuando vemos rodar
un huevo por una empinada ladera nevada. Los animadores no engañan.
Nosotros somos como ese huevo sin freno, como esos pingüinos
protagonistas, aún bebés, en su persecución, que huyen de la alienada
hilera de pingüinos adultos, que siguen la norma, como fichas de un
dominó, para vivir su mayor aventura. Ésta es la metáfora de una nueva
animación, más excitada, incluso, enajenada, donde las secuencias se
pisan entre ellas, en una fulminante sucesión de gracietas, como si, ay,
nos faltara tiempo de reacción. Los pingüinos de Madagascar es
un cóctel explosivo de persecuciones, hilarantes gags en segundo plano,
ambiguos diálogos para adultos y multitud de personajes alocados que se
metamorfosean ante nuestros ojos. Una misión imposible divertida, pero tan ambiciosa en su acelerada propuesta que puede resultar un agotamiento para las neuronas [vía]
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