Oculus (2013), de Mike Flanagan.
Una chica está obsesionada con un espejo, que cree, mató a sus padres. Su hermano fue acusado de aquello y ahora, años después, quiere empezar de nuevo, pasando página, pero ella le anima a descubrir qué ocurre realmente con aquel espejo.
Opinión. Con actores jóvenes desconocidos (Karen Gillan luego lo ha petado), la trama se va entretejiendo en dos tiempos distintos. El actual, donde los dos hermanos quieren probar que el espejo está encantado, y el pasado, cuando eran pequeños, y su padre lo compró, comenzando los problemas. Este montaje es lo mejor de la peli, ya que vamos conociendo qué ocurrió realmente con estos chicos y qué podría pasarles ahora. Te sentirás perdido, pero todo encaja al final. El mismo escenario en dos tiempos, en paralelo, con el uso de varias cámaras y puntos de vista, como si de un experimento se tratase. Puede recordar a El resplandor o a Terror en Amityville, con ese padre que no está en sus cabales en el pasado; también a El origen del mal (The Possession), por aquellos de la caja maldita. No es una peli de terror al uso, no hay excesivos momentos sangrientos, excepto al final, es más bien un suspense con misterio incluido: ¿lleva razón la chica y el espejo es maligno, o todo es fruto de su imaginación?
Con spoilers.
La última escena es impactante, cuando el invento de la chica acaba con ella misma, accionado por error por su hermano. El chico que no quería saber nada del espejo acaba en la cárcel por el asesinato de su hermana, se vuelve a repetir la misma historia. No me creo que la chavala esté con el tío que está y tenga esa vida tan guay siendo tan joven, tampoco que el hermano no sepa decirle que no, pero en fin, en general, es una peli que intriga al inicio, haciendo el lío entre ambos tiempos, y que tiene a dos actores, los padres, pasándolo mal y actuando aún peor como son Katee Sackhoff (Battlestar Galactica) y Rory Cochrane (Argo).
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