(a partir de aquí posibles spoilers)
Esos pantalones de cintura alta, al estilo Cachuli, a pesar de los colores tierra y naranjas, suaves y relajantes, muestran a unos seres caricaturescos, extrañamente vacíos y desprovistos de experiencias positivas o ganas de vivir verdaderas (de hecho, la última escena de la película me dio que pensar en un salto suicida en toda regla). Si en The Master se dejaba llevar por las palabras embelesadas de un loco aún mayor (adiós Philip Seymour Hoffman, qué pena), en Her le hipnotiza otra voz igualmente persuasiva, pero ay! inexistente, por mucho que te digan que es Scarlett Johansson. Ella está presente en el título, aunque en el poster le veamos a él. Poco sabemos de la vida de Theodore, sólo que tiene roto el corazón, pero a Spike Jonze esto no le importa. Lo que le interesa al director es mostrarte que Theodore es una muy buena persona, atractivo, cariñoso, lleno de vitalidad, con ganas de hacer cosas, que sería fácil enamorarse de él, pero que las circunstancias no le llevan a conocer a nadie que realmente le complemente. No hace falta entender esta historia de amor platónico pensando en el futuro. Las vivimos hoy también. Lo más doloroso de esta historia es la visión que muestra Jonze de las relaciones humanas, viviendo dentro de un videojuego, haciendo amigos invisibles, cuando los que nos rodean están igual o peor que nosotros. Su amiga, una Amy Adams alejada del glamour y la soberbia de La gran estafa americana, con el peor recogido de pelo que he visto nunca y una cara agria de no haber follado en años, podría ser su media naranja, pero las nuevas tecnologías, cierta ingenuidad y, para qué engañarnos, tontería de la buena, hace que estos dos no se entiendan. De hecho, para una vez que liga, con la buenorra de Olivia Wilde, ésta le exige ciertas pautas y él las acepta, sin más. Theodore no sé si es un tipo manipulable o es que no ha roto un plato en su vida, pero al final, Her es lo que es, una bella metáfora de la incomunicación, gracias a que pensamos que Theodore es como un niño, alguien adorable, al que falta pulir. Recordar en algunos momentos Lost in Translation no es gratuito. No sólo por la relación amor-odio entre Jonze y Sofia Coppola, y ciertas similitudes con los personajes en Her, tampoco porque haya escenas que recuerden a Tokio (esos ventanales a la gran ciudad), ni porque Scarlett Johansson susurrase allí a Bill Murray y aquí también al prota, es que Her es otra Lost in translation en toda regla. Como si Theodore hablara un idioma diferente con respecto a los que le rodean. Su único salvavidas es seguir estando solo a su manera, escuchando la voz de un programa informático, que le dice lo que quiere escuchar y con el que no hay una pauta predeterminada, cierta conducta moral. Sin embargo, hasta la máquina se le rebela (OBVIAMENTE) porque no juegan en la misma liga, esto es así. Es mejor imaginar al amor de tu vida y no sentirte defraudado ni limitado ni dolido, pero ésa no es la realidad. Aunque venga una puta y simule que te lo montas con tu enamorada. Lo malo de Her, peliculón donde los haya, es ese poso tristón, como de humanidad vencida frente a la máquina, me refiero a que es normal que si la realidad te presenta a una Olivia Wilde borracha y exigente o a una Rooney Mara acomplejada y tiesa o a una Amy Adams con ese pelo e incapaz de mostrar sentimientos, joder, es normal que te quieras follar un sueño.
Donde viven los monstruos
Catherine Keener = Joaquin Phoenix; Malkovich = prostituta |
Paralelismos de HER con Cómo ser John Malkovich, dirigida por Spike Jonze en 1999.
En Cómo ser John Malkovich, John Cusack es un tirititero frustrado que vive con su novia (Cameron Diaz). Decide acudir a una entrevista de trabajo para archivar documentos en una empresa. En la oficina encuentra una puerta diminuta que le lleva directamente a la mente de John Malkovich. Cusack y Joaquin Phoenix se enamoran de la persona equivocada (Cusack de la altiva Catherine Keener). Mientras Phoenix se lo monta 'de mentira' con la voz de su sistema operativo (a través de una puta), Cusack también disfruta de sexo virtual: cuando Keener se acuesta con Malkovich, Cusack está dentro de su mente. Es curioso que Cameron Diaz y Amy Adams lleven peinados horrorosos, despeinados, y que vayan tan a contracorriente con su forma de vida. Pero lo que me lleva a hacer este paralelismo, es el inicio de Cómo ser John Malkovich, cuando Cusack está en la calle con sus marionetas escenificando una historia entre dos personajes. Leemos un cartel de la función, que se llama "Abelard & Heloise A love story". El cartel de Her lleva el mismo lema: "Love Story". Spike Jonze y sus obsesiones.
Pelo malo en las pelis de Spike Jonze |
1 comentario:
Una historia que en verdad les encantará. Esta película exitosa expone un tema que pudiera parece futurista, pero en realidad ya es parte del día a día de los seres humanos: la relación con otros de forma virtual. El reparto es extraordinario.
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