(subido originalmente el 11 de diciembre 2011)
(sin spoilers) El secuestro de una especie de Lady Di del siglo XXI en Londres y su posterior demanda de rescate inusual (cae sobre el primer ministro la responsabilidad) lleva a guionista de Dead Set a darle una nueva vuelta de tuerca al impacto de los medios de comunicación en la población. Black Mirror (web) es una miniserie de tres episodios independientes sobre la cara oscura de la televisión y de Internet, sobre la manipulación del espectador y sobre la orgia sin escrúpulos que como televidentes de los reality shows somos capaces de digerir. Curiosamente ayer veía Videodrome, de David Cronenberg, una retorcida visión ochentera de lo que nos iba a deparar el futuro televisivo. Viendo Black Mirror me pregunto hasta dónde podemos llegar como espectadores de TV. Reconozco que no veo TV si no son series o cine, que no me atraen los reality y que no me interesan los famosos cuya profesión es serlo. Pero al final escuchas hablar de ellos, no te queda otro remedio.
En este primer episodio no sabemos quién es el secuestrador y es lo de menos. No quiere negociar. Sólo conseguir su propósito (no lo cuento, es lo más original del caso). Lo importante es comprobar cómo Internet ya es más poderoso que cualquier otro medio de comunicación convencional. Que un vídeo en YouTube hace más daño que un Breaking News de la CNN. El ministro así se queja, gritando: "¿Maldito Internet!". Porque a la prensa convencional la puede aún retener, porque los periodistas en sus redacciones se siguen preguntando si es ético difundir la noticia. Nos recuerdan que ya pasó con el 11-S. Pero Internet manda. Y los blogs en tiempo real. Y Twitter. Y la grabación con móviles. La que se convierte en la noticia del año emboba a la gente frente a la pantalla. Hasta los enfermeros dejan de salvar vidas para seguir el acontecimiento. Por un momento dudan: si no lo emite la BBC es que puede que no sea cierto. Pero lo es.
Black Mirror es más: políticos que intentan coaccionar a periodistas; periodistas que se convierten en putas para conseguir la noticia; asesores que mienten a sus jefes... También, qué arraigado está el sentido monárquico en los ingleses (no oímos un sólo comentario republicano). Y, sobre todo, de qué mimbres está hecho el ser humano para disfrutar, con una cerveza en la mano, de una de las peores vejaciones que se le pueden hacer a otro ser humano.
Curiosidades. El técnico de efectos especiales fue premiado por una serie de HBO se dice. También se comenta que una de las actrices de Downton Abbey es amiga de la princesa. En realidad, uno de los actores de la serie, el chófer de la familia (Allen Leech, imdb), interpreta al enfermero rubio que no se pierde el programa. La asesora del ministro es Lindsay Duncan (imdb) vista en Roma. Y curiosa la apreciación del cine Dogma de Lars von Trier entre los enfermeros. Nivelazo.
(a partir de aquí puede contener spoilers) Me ha gustado que se haya cerrado el episodio con el típico "un año después" para ver qué ha pasado con sus protagonistas. Te das cuenta que la vida continúa, que a nadie le ha importado la repercusión en la vida personal del político, que nadie habla del animal involucrado. Borrón y cuenta nueva. La locura de un artista es seguida por millones de personas, creyéndose la mentira, dando beneficios a los medios de comunicación que son los que han creado la bola informativa. Pienso que el ministro podría haber simulado su suicidio. Porque follarse a un cerdo en directo por televisión es como ir directo hacia la silla eléctrica. "Podemos tener otro ministro, pero no otra princesa". Así somos.
(Actualizo: 5 marzo 2012): el 30 de abril la estrena TNT en España.
(Actualizo) Cuatro la estrena el 27 de agosto del tirón.
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