Primero hicimos fotos en el hotel Mirasierra Suites donde se alojaron a Batista y El rey Misterio (al loro la diferencia de tamaño). Y luego nos fuimos a ver el combate que comenzó hacia las 8:30 y acabó a las 11 y pico. Por allí vimos a famosetes como el futbolista Reyes, el boxeador Castillejo y el presentador de La Sexta, Angel Martin (al que acosaron las fans). Los minis a nueve euros, la copa a siete y la cerveza a cuatro. Haciendo caja (el parking a tres).
Este ¿deporte/exhibición? reunió a lo más kinky de la zona con lo más pijoletas, en una mezcla inverosimil. Los niños (edad máxima 12 años) lo vivían, con sus camisetas y sus pancartas, al grito de frases tan contundentes como "ahora sí que estás guapo", "vale mas tu título que tú", "no te quiere ni tu madre" e insultos de todo tipo. Los menores no entran a conciertos pero sí a este tipo de shows que exaltan la violencia aunque en realidad todo sea una coreografía de puñetazos y saltos.
Lo más curioso es que los fotógrafos firmaron un acuerdo por el que si les caía un luchador encima la organización se desentía de las consecuencias. Realmente los fotógrafos estaban a metros del ring en una altura. Imposible que te cayera nada. Fatal la organización: los luchadores se retrasaron en las entrevistas; no se hicieron fotos (logramos pillar a Batista); dentro del recinto de la lucha era infernal (demasiada gente y mucha más a las puertas que no entraron).
Pero en fin, una experiencia más pa no aburrirse.
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