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11.11.24

Opinión. Gladiator 2, espectacular y ultraviolenta secuela con un villano de excepción

Opinión de Gladiator II, de Ridley Scott.


Gladiator se llevó cinco premios Oscar. Ridley Scott (Alien, Blade Runner, Thelma y Louise) volvió a sorprender por su espectáculo visual esta vez en una de romanos. Eso era lo importante, la aventura, la épica, la mano tocando la libertad en ese luminoso campo de trigo. Lo de menos en la primera Gladiator era la historia en sí. Todo sucedía como debía suceder. Algo parecido ocurre en esta secuela 24 años después. Que se dice pronto. Tiene todo el sentido que el guion vuelva a ser eso, lo que uno espera, sin mucha sorpresa. Una historia clásica, aunque esta vez sus actores lo tendrán difícil para pisar la alfombra roja. El superviviente de aquella es el rebelde Lucio, aunque él no se acuerda. El hijo de Lucila (regresa Connie Nielsen) y Máximo buscará (una nueva) venganza. 

Paul Mescal toma el relevo de Russell Crowe. A Ridley Scott le enamoró en Normal People, aunque aquí lo que atrapa como la miel a una mosca no es su ternura sino todo lo contrario. Lucio es la brutalidad con perfil de moneda antigua, un físico currado, su torso desnudo, sus marcados bíceps, las piernas bronceadas, dando puñetazos, espadazos y patadas a lo bestia. Esta Gladiator 2 es un chute de testosterona a raudales. Un no parar. A sus 84 años, Ridley Scott se imagina a un guerrero, prisionero de guerra, esclavo gladiador, héroe movido por el deseo de acabar con el que ha segado la vida de su esposa, ojo, una guerrera, claro está, que sabía a lo que iba. Su objetivo es Acacio, un general romano, en la piel de Pedro Pascal. Hay que reconocerle a Ridley Scott el buen tino a la hora de elegir a los combatientes. Difícil será encontrar a algún espectador al que le caiga mal alguno de estos dos. Pascal (que vuelve a la arena de Juego de tronos, también han fichado a Rory McCann) es como Lucio, otra marioneta, otro siervo, a otro nivel. Es malo pero no tanto, para entendernos. 

Y aquí llega lo mejor de Gladiator 2, sus (verdaderos) villanos. Los emperadores ¿gemelos, Napoléon? Geta (Joseph Quinn) y Caracalla son de traca. Geta es listo pero no muy seguro de sí mismo. Caracalla (Fred Hechinger) es afeminado pero cruel rozando la psicopatía. Aquí borda el papel Fred Hechinger, que físicamente me recuerda al malvado Joaquin Phoenix como Cómodo intentando cargarse a su padre. Echan leña al fuego de la ultraviolencia omnipresente toda la película. Esa escena de Lucio mordiendo a un mono zombie es ya imborrable (ejem los efectos especiales). 


Punto y aparte merece Denzel Washington, con el que Ridley Scott trabajó en American Gangster (en la que wtf coincidió con Russell Crowe y en la que también interpreta a un personaje de tapadillo que quiere crear su propio imperio). Contra todo pronóstico Macrino se convierte en lo mejor de la película como el traficante adinerado y poderoso (y muy canallita, hasta cómico) que puede otorgarle la libertad al esclavo Lucio, pero que va mucho más allá en su ambición. Si otrora fueron Richard Harris (Marco Aurelio) u Oliver Reed los que elevaron el tono (repite también Derek Jacobi, que ahora pasaba por allí), aquí es Denzel Washington el que parece protagonizar su propia película dentro de la película, y el motivo principal por el que yo recomendaría ver Gladiator 2. 

Será un taquillazo asegurado por el efecto nostalgia y porque es de esas pelis que hay que ver en pantalla grande por su espectacularidad, para disfrutar con palomitas, entre otras grandes y estrafalarias secuencias, de ese Coliseo inundado de agua con tiburones (muy en la línea de la reciente serie Those About to Die que recrea los inicios de los combates de gladiadores en el circo romano). En cualquier caso, ¡los dioses han hablado! Así que solo queda disfrutar de esas dos horas y veinte de pan, circo y puro músculo que la verdad se pasan volando. 

Gracias a Paramount por invitarme al pase. Gladiator 2 en cines a partir de este viernes 15 de noviembre.

Trailer


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