6.7.13

Piloto Dates, citas a ciegas con personajes que buscan ser queridos. Brillante

Dos personas. Una cita. Una conversación. En la mayoría de las ocasiones, decepción. Es lo que tienen las citas a ciegas, las que se planean a través de internet. O no. Varios personajes, desconocidos entre sí, se cruzan durante unos minutos para desvelarnos el por qué de su soledad. A unos los han dejado en el altar, otros son adictos, muchos mienten, y muy pocos saben lo que quieren. En Dates brilla absolutamente todo: los actores, los diálogos, las localizaciones, el engranaje entre los episodios, el tono de la serie… Si tuviera que objetar una sola cosa es que esta primera temporada sólo tenga nueve episodios.


Después de la magnífica En terapia echaba de menos una serie así, tranquila, que me convirtiera de nuevo en voyeur y disfrutara con las miserias y alegrías de los otros, para comprender en definitiva las mías propias. Todos hemos ligado, y lo hemos pasado mal en nuestra primera cita, hemos intentado ser quienes no éramos, agradar al otro, embaucarle. Pero esto se hace cuando tienes veintipocos. En Dates me gusta mucho que los personajes ya hayan tenido lo suyo, que ronden los treintaytantos, los cuarenta. Son unos perdedores en esto del amor, pero no se dan por vencidos. Luchan por gustar a los demás, por recuperar el mojo, la atracción. Luchan por no estar solos, aunque algunos descubran que esto no es necesariamente lo ideal. Dates se aleja de lo establecido. En general, son maduros que no han seguido el rito de ennoviarse, casarse y tener hijos. Son los que se sentarían en la misma mesa en una boda. Hay de todo: un divorciado y un viudo; una teenager fuera de lugar; una dolida con su ex; dos gays que no han salido del armario; una scort…

En estos nueve episodios algunos personajes se repiten, para mantener un hilo conductor. Es el caso de la scort que ha pasado página y quiere encontrar pareja, interpretada por Oona Chaplin. Le da un halo de misterio a su personaje estupendo, aunque haya veces que esa mirada Acero Azul sea pelín exagerada. Ella deberá elegir entre el camionero viudo o el divorciado elegante. Son dos polos opuestos, tal vez, muy obvios, pero que tienen en sus actores su mejor baza. Will Mellor, que parece el padre de Los increíbles, es el típico brutote sanote que a todas las tías nos encanta (en el primer episodio es fácil enamorarse de él), pero que algunas desprecian porque parecen demasiado vulnerables. Tal vez nos hipnotice más un tipo como Ben Chaplin, el cirujano adinerado, divorciado, que vive una especie de Carpe Diem, hasta que descubres su lado oscuro. ¿Oona Chaplin y Ben Chaplin, estos que son los Lannister de Dates?

En Dates, ellas son las que mandan. En Dates y en la vida real si hablamos de citas. En todos los encuentros, ellas deciden si se quedan o se van. Es como si el grado de desesperación fuera mayor en ellos y en ellas predominase la exigencia. No se trata de echar un polvo si no de encontrar algo más. También en todos los episodios la bebida está muy presente (el episodio 3 es memorable), como si para mantener un diálogo íntimo con un desconocido fuera necesario beber algo, jugar con el vaso, comentar el ambiente del local: bares, restaurantes, casas, hoteles y hasta una galería de arte.

Estos encuentros fortuitos dan algunos momentos memorables, como cuando en el episodio 2 Neil Maskell, cuyo retorcido asesino de Utopía es imborrable, se nos presenta como un tipo algo nervioso y acomplejado. O ver cómo dos lesbianas, una de ellas cohibida, deciden desde la primera mirada que están hechas la una para la otra en el episodio 4. Hay mucho amor en Dates, mucho romanticismo a pesar de lo frío de la situación. Y mucho humor. El episodio 6 es impactante, cuando la lesbiana cohibida queda con un tipo -por obligación de su hermano que la quiere hetero- y resulta ser una especie de dictador friki. Cada uno muestra su frustración como puede. Y este personaje clava al loser gordito y con el pelo grasiento que nunca se ha comido (ni se comerá) un rosco, pero que es generoso y transmite una decisión y unos ánimos de los que carecen la mayoría de los personajes que sí ligan. La vida es injusta, claro, y eso también Dates lo demuestra.

Los casados no salen bien parados en Dates. Para una vez que se desmelena, a la ejecutiva no le sale bien la jugada (episodio 7). Algo parecido ocurre en el episodio 8. En las citas de Dates tienes que estar soltero, porque se juega y es un juego limpio, si no serás castigado. Hay quien la ha comparado con Skins, porque es el mismo creador, Bryan Elsley, aunque en adulto. No lo sé, no veo Skins, pero sí creo que es una serie que faltaba en la parrilla, que hable de sentimientos universales, que nos abra los ojos a otras perspectivas y necesidades en el amor.

Como en Black Mirror, Dates fija mucho su mirada en las nuevas tecnologías. El móvil es un personaje más y realmente el leit motiv de la serie. Las citas se hacen a través de internet y es con el móvil con lo que nos comunicamos. Pero en esa mesa, en ese cara a cara, desaparece la tecnología, no queda otra, y surgen dos personas que necesitan ser queridas, que necesitan dar su amor. Y nosotros escuchamos por qué no lo han conseguido y nos sentimos a su vez un poco menos solos.

3 comentarios:

María dijo...

Perdón por mi ignorancia y torpeza pero....¿En qué canal dan esta serie? Gracias

Mariló García dijo...

Hola Cecilia! La emite Channel 4! Saludos!

hablasconalberto dijo...

Gracias por la recomendación. Me la he visto enterita en 3 días. Fantástica. Me ha encantado.

Saludos.