22.1.13

Crítica. Hitchcock: Helen Mirren magnifica como su mujer Alma


El maestro del suspense se enfrenta con igual intensidad –terco como una mula, seguro de sí mismo y sospechosamente impertérrito– al rodaje de Psicosis (¿su película indie?) como a la posible infidelidad de su mujer Alma. El biopic del director Sacha Gervasi, cuyo trabajo más conocido es un rockumentary sobre la banda heavy Anvil, aprovecha el paralelismo –los celos patológicos de Norman Bates con los del propio director, la plasmación de los libros de Robert Bloch y Stephen Rebello– para ahondar en uno de los mitos del cine: tan ególatra y perfeccionista en el trabajo como desconfiado e inestable en lo personal. Cierto o no que el exigente inglés se enfrentase a sus 60 años a tal encrucijada, la verdad es que lo peor que se puede decir de este filme es su sospechoso parecido, si hablamos de estructura, a Mi semana con Marilyn.  A pesar, por tanto, de no reinventar nada –al menos a la altura de su ingenio, uno se regodea imaginando qué habría concebido el propio Hitch para exhibir sus trapos sucios– y de coincidir con The Girl, TVmovie de HBO sobre su tensa relación con Tippi Hedren, la película gustará a los fans incondicionales del director. ¿Que podría haberse hecho mejor? Seguramente. ¿Que, a pesar de todo, nos gusta imaginarnos que aquel orondo señor de Hitchcock presenta… nos vuelve a dirigir la palabra? Pues también. Si en Mi semana con Marilyn lo de menos era la mediocre El príncipe y la corista, aquí sí es necesario conocer lo que significó en su tiempo este insólito proyecto autofinanciado, tachado de repugnante, perseguido por la censura y que lograría, sin embargo, cuatro nominaciones a los Oscar. Gervasi pasa de puntillas por detalles reveladores, y, a veces, pareciera que el making of del título en inglés, de aquel rodaje, es sólo otro macguffin. Pero hay cierta habilidad para hacernos partícipes de la narración. Los actores se parecen físicamente, cosa nada fácil, pero que, a pesar del látex, hasta Anthony Hopkins consigue. Sin embargo, es la magnífica Helen Mirren la que borda su personaje (Alma, una genia a su altura, con la que llevaba casi 35 años). Lo mejor: imaginarse al asesino Ed Gein en la morbosa mente del director, la famosa escena de la ducha o ese Hitchcock cual director de orquesta siguiendo como acordes los gritos de la sala en su estreno.

[Crítica publicada en el número de febrero de Cinemanía]

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1 comentario:

manipulador de alimentos dijo...

Una buena historia, bien contada, con un Hitchcock amable que muestra ante la pantalla todas sus neuras y debilidades de la mano de Alma, su comprensiva esposa. Buenas interpretaciones para una película que hace pasar un buen rato. Un saludo!