27.1.11

Crítica. Enredados: el lado oscuro Disney


El cuento de esta blondie Rapunzel no me lo sabía. Me echaba un poco para atrás otra historia de princesa cautiva por una bruja salvada por un rufián. Es cierto que la madrastra recuerda a la de Blancanieves, el castillo al de Cenicienta, que no faltan las canciones Disney (algunas cansinas), que hay un hechizo de por medio y la moralina ("hay que perseguir un sueño") y que los animales siguen siendo más listos (y más divertidos) que los humanos. Pero quitando ciertos prejuicios (anima ver que John Lasseter es productor ejecutivo) Enredados tiene muchas cosas muy buenas. La madrastra parece sacada del universo Tim Burton. Los malos están muy logrados (los gemelos), parecen diferentes a cuanto se haya visto: la secuencia del restaurante es realmente buena (ese mimo, para mearse). Aunque Enredados es una peli infantil comienza advirtiendo que el prota masculino muere, lo cual no deja de ser inquietante. Ese lado oscuro que no me esperaba llega a lo más alto al final de la peli (y tiene como protagonista al minúsculo camaleón, la mascota de la princesa). La chavala maneja ese pelo como un arma, lo que da bastante juego (la liana a lo Tarzán tiene su gracia, y supongo que un esfuerzo en el diseño, como el agua de la presa), y su rufián amigo (ojo, con la voz de Zachary 'Chuck' Levi) acaba por defenderse también con la sartén, no sé si en un subliminal guiño a compartir al igual que la defensa, las tareas del hogar. Me he divertido mucho con Pascal, ese camaleón que expresa, sutilmente, sus emociones a través del color de la piel. Y me ha sorprendido el caballo, que parece imitar a un perro: el animal roba plano cada vez que sale. Enredados no es Up ni Wall-E, pero es entretenida, divertida en algunas secuencias y muy emotiva (cada vez que salían los padres de Rapunzel, confieso, se me asomaba la lágrima). Enredados (Tangled) se estrena el España el 4 de febrero.

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