Maria Valverde para Hoss Intropia y el arte de Maria Barranco, la presentadora

Esta mañana Hoss Intropia ha presentado en el teatro Haagen-Dazs Calderón de Madrid un corto, La revolución de los sentidos, dirigido por Gonzalo López Gallego (que no sé quién es) con su nueva "princesa" como la llaman ellos, que no es otra que María Valverde, Goya revelación por La flaqueza del bolchevique. A la actriz me la encontré en mi viaje a Essen a los Premios de Cine Europeos (donde me hice la foto con Eric Cantona), y no la reconocí en el buffet del desayuno. Luego, maqueada, era otra cosa, claro, como hoy, y estaba algo nerviosa también como hoy. Y es que hoy, como ella reconocía, estaba por todos lados: en fotos gigantes, en el corto, en imágenes del making of de la campaña, en imágenes de sus películas, abrumada.

Más nerviosa la ha puesto aún la presentadora, que no ha sido otra que María Barranco, chica Almodóvar, que no sé dónde se mete y cuya guasa me recuerda a Paco León (aunque ella es la genuina, y un poco loquita, a la salida la han entrevistado, sentada en una banqueta y no paraba, creo que en las imágenes aparecía yo que estaba al lado, no sé). En el vídeo de arriba, ella ha vacilado con la chavala con que será la próxima musa de la marca en la próxima temporada. El corto es como la ropa de esta marca, bohemio, romántico, pasteloso. No es una de mis favoritas porque es muy cara, aunque en rebajas siempre me paso y alguna cosa cae. Para la próxima primavera tiene vestidos chulos, y suele dar talla. Detrás mío estaba Marta Robles, presentadora en Telemadrid que con bastante mala educación no se ha callado durante todo el visionado, se ha mofado del corto y decía entre risas que estaban viendo Avatar (me no entender). Hemos visto a uno del Tricicle, a actores como Eloy Azorín y al rapero El Chojín (¿qué hacía allí?).
Y éste es uno de los bocados del cátering que hemos comido (la bolita era de torta del Casar). Sobra decir que estaba de muerte. Debería haber un blog de cáterings, son pinchos ingeniosos y deliciosos, y siempre te vas sin saber quién lo ha servido.