Para rematar el día fuimos de brunch a Stendhal (Santa Engracia, 24).
Actualizo (diciembre 2011, lo han cerrado). Pensamos en Nina (Manuela Malasaña) pero como ya lo conocíamos nos aventuramos en éste. El problema de Stendhal (o su ventaja, según se mire) es que el brunch no está cerrado, sino que pides y te cobran según los platos. Sólo te plantan varios tipos de pan y cruasanes.
Pedimos tres ensaladas variadas (éramos seis personas), la mejor la de foie por unanimidad, las otras eran de queso de cabra y de champiñones.
Los segundos variaron. Unos chuletón y otros, como yo, huevos Benedictine, que me suenan mas a brunch. Exquisitos.
Acabamos en Cacao Sampaka (Orellana, 4), un sitio todo-chocolate, imprescindible, donde compramos bombones variados.
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