20.10.19

'Como vivir contigo mismo': la versión mejorada de Paul Rudd

Opinión de Cómo vivir contigo mismo, serie de Netflix protagonizada por Paul Rudd. Es de esas series que apetece ver del tirón, en plan maratón.


Un tipo gris al que nada le va bien (ni como publicista ni con su mujer) sigue el consejo de un compañero de trabajo –Desmin Borges (Eres lo peor)– que le anima a cambiar de vida. No requiere ningún esfuerzo personal, que hubiera sido lo lógico, sino desembolsar una cantidad obscena de dinero y confiar en el experimento de una surrealista casa de masajes (Top Happy Spa) regentada por dos coreanos. Mientras suena Enya (muy evocador), a Paul Rudd le duermen y, bueno, cuando despierta, vemos dos historias en paralelo: la del tipo gris, que lo sigue siendo (parte del experimento falla y ahí sigue) y la de su clon, una versión mejorada de sí mismo, un gurú de todo. 'Cómo vivir contigo mismo' pone sobre la mesa muchos temas, da qué pensar, al tiempo que sueltas una sonrisa (es Paul Rudd, ¿qué quieres?). Dudas existenciales a golpe de carcajada.

Si tu vida fuera a la deriva, ¿qué harías, serías capaz de romper con todo y hacer todas las cosas que anhelas hacer? El espectador se identifica rápidamente con el protagonista. No es tan fácil aparcar la vida para hacer realidad un sueño. La cobardía, el miedo, la falta de autoestima, la desidia como barreras para alcanzar la propia felicidad. Pero la serie, más allá de tocar este tema (como ya hiciera de forma más jocosa la película Mis dobles, mi mujer y yo - Multiplicity (1996), con Michael Keaton, aborda otro aspecto que me parece una genialidad. ¿Qué pasa con el clon cuando es consciente de que es un clon? Lo hemos visto en películas de ciencia-ficción con robots, pero un clon es semejante a otro ser humano, y anhela lo que tiene pues es su gemelo, virgen en realidad en todo, pero con recuerdos vívidos del pasado. Si el clon se queda, como dice el título, el tipo gris tendrá que vivir consigo mismo, con un gemelo que lo hace mejor que tú, que te pone a prueba, que te come por los pies.

La interpretación de Paul Rudd está muy bien, pues en el mismo plano es capaz de convencerte de que es un tipo brillante con pelazo y sonrisa profidén y, a la vez, el peor de los losers con su espalda encorvada y gafas.


Creada por Timothy Greenberg (Desviados), Cómo vivir contigo mismo tiene varios puntos bastante cachondos en los dos primeros episodios vistos hasta ahora. Cuando el prota acude al enigmático centro, desconfía. A punto de irse, ve salir del spa al mismísimo Tom Brady, que respira profundo, como si fuera una nueva persona. Asegura el deportista de élite (y marido de Gisele Bundchen) que ya ha acudido en diferentes ocasiones. Como si fuera imposible tenerlo todo porque sí. De pronto, pienso que puede ser una especie de crítica hacía la Cienciología, por aquellos de que a cambio de dinero te prometen un cambio. Cuando el clon se lamenta por haber nacido en un salón de masajes, el prota le espeta que él nació en New Jersey, como comparando ambas procedencias igual de cutres. La serie es ideal para verla del tirón, siempre y cuando te guste Paul Rudd, claro, omnipresente en todas las secuencias (y por partida doble).

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