14.9.19

Creedme (Unbelievable), una True Detective feminista con un violador en serie al estilo Mindhunter

Opinión de la miniserie Creedme (Netflix), basada en hechos reales.


Hace poco que había visto la divertida Super Empollonas. Kaitlyn Dever cambia de registro, y pasa de ser una decidida nerd de instituto a Marie, una tímida chica, agredida sexualmente por un violador en serie. Creedme (Unbelievable) está basada en un caso real, cuyo libro ganó el premio Pulitzer (An Unbelievable Story of Rape, de T. Christian Miller y Kem Armstrong). Netflix me pasa los screeners y la veo en dos sentadas. La miniserie retrata la vergonzosa forma en que se tratan los casos de violación en EE UU, cuando los policías (varones) no creen a esta chica que afirma haber sido violada en su casa. El primer episodio se centra en este caso, ambientado en 2008, logrando que el espectador viva en sus propias carnes la violación (la secuencia es explícita porque las imágenes aparecen cuando ella las detalla a la policía). Entiendes cómo esta víctima debe repetir en voz alta varias veces la agresión, lo que la conlleva a revivir una y otra vez un dolor psicológico indescriptible. Después de todo tipo de pruebas físicas y declaraciones, los policías creen que ella miente. Y, peor aún, sus familiares también (su madre de adopción –Elizabeth Marvel– es la villana televisiva del año, qué asco de tía y más siendo mujer). Y como ella está harta del círculo vicioso desiste y afirma que ha mentido, y caso cerrado. Como espectador sabes que ella dice la verdad. Y ahora, ¿qué? 

El segundo episodio, y a partir de aquí, el resto de la miniserie, es otra cosa. Hasta este momento hemos asistido a un drama sobre una violación, a una dudosa investigación policial. Tres años después, dos detectives (Toni Collette y Merritt Wever, The Walking Dead) comienzan a investigar otros casos de violación cuyo modus operandi se parece al de Marie. Estas dos mujeres bien podrían haber protagonizado una True Detective feminista. Aunque digo feminista por decir algo, porque, en realidad, lo que hacen estas dos tías es lo que deberían hacer también los policías hombres. Tener sensibilidad, creer a la víctima, no ponérselo difícil, intentar obtener todos los detalles posibles para detener al violador, y, sobre todo, echarle horas y crear sinergías, algo que la miniserie pone en duda.

Creedme es una crítica, no solo al sistema judicial (Marie es denunciada por mentir, toma ya), sino especialmente a las investigaciones sobre violaciones en EE UU. Las comisarías de los Estados no están comunicadas, lo que hace muy complicado seguir la pista a un violador múltiple. Pero, lo más terrible de todo, es que entre los propios policías hay maltratadores. Se dice que el 40% de los polis ha protagonizado algún tipo de maltrato. Que la media de los maltratadores es cuatro veces mayor en comparación a los civiles. ¿Cómo van estos policías varones a tomarse en serio una denuncia por agresión del tipo que sea? Debido a ese maltrato de origen, al qué dirán, a las trabas, las mujeres violadas no denuncian por miedo a que se tomen represalias contra ellas. Hasta sale un chaval, que podría ser el cabrón de Por 13 razones, que asegura que él no viola, que las chicas con las que se acuesta denuncian porque es una moda que "les da cierto estatus".

La policía es el enemigo. Se dice que los espectadores se creen especialistas por culpa de series como CSI, tal vez sea porque no hay ficciones que cuenten esta realidad de una vez por todas, como hace por fin Creedme. Porque esas mujeres violadas que son ninguneadas se meten luego en líos al intentar tomar el control. Y todo se convierte en una espiral en la que las perjudicadas son las mujeres. Hay un momento en el que Marie compra alcohol y el vendedor le dice que el DNI es falso. Ella no dice nada, no puede luchar más. Marie es mayor de edad, pero prefiere no llevarse el alcohol a tener que demostrar que es adulta y puede comprar el alcohol que le dé la gana. Al final le pide a unos desconocidos que le compren alcohol, algo que podría derivar en una situación de riesgo, pero ella ni lo piensa.

La miniserie también se centra en la repercusión que tiene en las mujeres policías este tipo de casos. Y esta parte está francamente bien. Da lugar a largos diálogos entre ellas, algo que me recuerda a Mindhunter, pues el criminal es un violador en serie e intentan comprender porqué actúa así. Las dos detectives están casadas, una de ellas es madre (de dos niñas además), pero son mujeres empoderadas, libres. Sus maridos (uno policía, el otro trabaja para el gobierno), comparten las tareas de la casa, se implican, se comportan como debería hacerlo cualquier hombre normal. Estas dos policías han elegido a hombres que las respetan, pero no es así con las mujeres que ellas tratan, y lo saben. Que son unas privilegiadas, lo cual es bastante triste. Estos dos hombres que sí que merecen la pena, sirven de ayuda en dos momentos del caso. Pero, por pura casualidad o saltándose las normas. Porque como el sistema no funciona, ya sabes, hecha la ley hecha la trampa. Estas dos policías ante las barreras burocráticas, se la juegan.

Dirigida por Lisa Cholodenko (Los chicos están bien), Michael Dinner y Susannah Grant (guionista de Erin Brockovich y showrunner de la serie), la miniserie tiene algunas imágenes bastante potentes, simbólicas. Como ese momento en el que se comparan las imágenes de las mujeres a las que han entrevistado y luego las tienes que ver en las fotos que el violador guardaba de ellas, humilladas. O como cuando Marie, que no quiere hablar de su caso con una psicóloga, comienza a desarrollar su propio trauma al hablar de la película Zombieland. Ante una invasión zombie, solo puedes confiar en ti, porque los demás aprovechan el caos para hacer daño. Marie habla de su propia madre o los policías, personas en las que tendría que confiar, que la tendrían que proteger, pero que no lo hacen. "Si la verdad no encaja, no es conveniente, no la creen", se dice al final de la ficción. Los episodios 6 y 7 son mucho más Mindhunter porque el violador habla sobre sí mismo, del porqué de sus acciones. Y es interesante en el último episodio la autocrítica que hace el policía que se equivocó, afirmando que siempre pensó que ese tipo de policías deberían estar fuera del cuerpo, y él se ha convertido en ese tipo de policía. Imprescindible.

Sobre una hipotética segunda temporada.
Susannah Grant ha comentado que no tenían pensada que Creedme fuera una antología, pero al ser preguntada por la gran aceptación entre el público ha comentado que podría funcionar. ¿Será esta la nueva True Detective en femenino?

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