21.4.19

The Good Fight 3x6: Melania Trump y Nancy Reagan

Opinión y claves del episodio 3x6 de The Good Fight, El del famoso divorcio. Después de este pedazo episodio, ¿qué será lo próximo? Ayayayay.





Si hay algo que es lo más en The Good Fight es que no sabes por dónde te van a salir. En una temporada que está siendo un ataque salvaje a Donald Trump y a la América que representa, y con un personaje tan rastrero como Roland que mantiene en jaque a todo el bufete, lo último que nos faltaba por ver era un guiño directísimo a la mismísima Melania Trump. En la habitual animación musical del episodio, se critica a la primera dama haber salido del arroyo y olvidarse de sus raíces de migrante desde su atalaya de marfil. La escena de la cama, con ella resignada y asqueada, y Trump insinuándose para acostarse con ella dicen mucho más que cualquier otra escena del episodio.



Para no meterse en más líos, los creadores se inventan a una Melania, a una doble, que intenta sonsacarles en realidad información para Trump. La imita en la oscuridad la madre de Jughead, digo Gina Gershon.



Para los fans de Unbreakable Kimmy Schmidt, sorpresón. Melania no habla directamente con Lucca, si no que lo hace a través de su ayudante Zelda (Brooke Smith) y ¡atención! su peluquero Wade V, que no es otro que Tituss Burgess.



Es muy divertido ver al jefazo creer que quien se quiere divorciar de su marido es Kim Kardashian, que, para ellos, sería lo más de lo más como cuenta para el bufete. Aunque luego, la tal Melania, sea una farsante, todo lo que se dice no deja de parecer tan real como la vida misma: que Melania se quiere divorciar de Trump y por contrato no podría hasta que él dejase de ser presidente. Y, por supuesto, que tiene una doble. Me siguen sorprendiendo los looks de Lucca, esta vez, con lazos en los brazos.



Ya hablé de Marissa al inicio de temporada, Su personaje me gusta un montón. En este episodio, debe custodiar a Roland, del que no se fían. Cuando Roland compara de forma obscena a su madre con Nancy Reagan ("te quitaba el cinturón con la boca") y recuerda una noche en The Tunnel, cuando se pidió unos chupitos de tequila, Marissa se pone a cantar con tal de no escucharle. Cantar como lo hizo Lucca a su bebé, porque Roland es un bebé grande. Marissa también mira a cámara y rompe la cuarta pared, como hizo en el episodio 3x5 el otro investigador, Jay, cuando dejó atrás el altercado con los neonazis. En el mismo episodio se habla de la sexualidad de dos primeras damas (Nancy Reagan y Melania Trump), de presidentes republicanos.


Lo que más me echa para atrás de esta temporada es el rumbo que ha tomado el personaje de Diane, que se limita a lanzar hachas cada vez más grandes a una diana, y a brindar con Mimosas con sus nuevas amigas de la guerrilla, que son como Trump pero de izquierdas. Y a mí los extremos como que no me molan nada. Más allá de eso, Diane está en todos los fregados, pero algo me falla con ella, como si no acabase de cuajar.


Punto y aparte merece Roland, al que le da igual codearse con Trump que con Lemond Bishop (Mike Colter), que reaparece para una escena en la que da con la clave de su personaje. "Siempre dije que necesitabas un martillo", le dice a Adrian. "Y aquí está: tu martillo". El martillo pilón es Roland, pero, joder, le temen tanto como le escuchan. No tiene formas ni modales, pero son todo oídos ante sus ideas originales. Roland no le tiene miedo a nada y por eso es muy peligroso. Aunque ya empieza a sacar más de una sonrisa. Hasta Marisa parece hipnotizada con sus encantos. Después de intentar ayudar al republicano Julius, a Marisa no le parece mala idea que Roland interceda para que Julius sea aceptado.

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