18.12.17

The Punisher, claves y curiosidades (opinión)

Si hace un par de años me dices que me voy a enganchar a cinco héroes de Marvel te hubiera llamado loco. Después de, sobre todo, Jessica Jones y Daredevil, de Luke Cage y, en menor medida, Iron Fist (la más floja), no es que me diera pereza meterme con The Punisher (conocía al personaje gracias a la segunda temporada de Daredevil y, visto lo visto, los superhéroes de Netflix tienen algo hipnótico que me atrae), pero… ¿The Punisher? ¿Con todas las series que hay? ¿Con ese falso intento de estreno tras el tiroteo de Las Vegas? ¿Una serie con otro antihéroe atormentado, sangriento interpretado por el inexpresivo Jon Bernthal?


Pues, sí, me puse con The Punisher, a episodio por día y ya casi al final con minimaratón incluido. The Punisher, contra todo pronóstico, me ha ganado y eso que el primer episodio, excesivamente violento, puede echar para atrás, porque nada de eso (bueno, sólo un poco) tiene que ver con el resto de la temporada, más centrada en demostrar que la serie, en realidad, tiene un mensaje antibelicista. Por cierto, haciendo balance de qué actores han interpretado a The Punisher, Jon Bernthal tampoco lo hace tan mal: Dolph Lundgren (1989), Thomas Jane (2004) y Ray Stevenson (2008).


Esta opinión puede contener spoilers de la trama.

Lo mejor de The Punisher
Lo que más el giro que he comentado que deja al primer episodio en una muestra de machito de The Punisher para dar paso a una trama y personajes con múltiples aristas. Si The Punisher “no sabe morirse” y es un “hombre muerto” en vida, resulta que no está solo, que hay otro personaje, igual que él, pero peor aún. Para mí, Micro, el hacker interpretado por Ebon Moss-Bachrach, es el gran descubrimiento de la serie. Ambos son paranoicos, les obsesiona defender las injusticias y han perdido a sus familias (en el caso de Micro, a él le han dado por muerto). Cada vez que estos dos salen en pantalla la serie tiene toda mi atención.

El juego equívoco que se crea entre Frank Castle y la mujer de Micro que ahí cree que hay tema es uno de esos respiros que me sorprenden de la serie. Entre tanto tiro, explosión y patada voladora, lo último que me podía imaginar era ver a The Punisher poniéndose rojo porque le tiran los tejos y titubear que sí, que el vino “éste”, sí que pone. Hilarante dentro de su inexpresividad obvia.

Micro es el personaje que le da alas a The Punisher, ya que contacta con él para que le ayude a desentrañar una conspiración del Gobierno que se convierte en la segunda cruzada sangrienta del héroe. Estos dos personajes fantasma, escondidos, con cámaras que les ofrecen pistas, o drones, y multitud de conexiones con el exterior gracias a los amigos de Castle que saben que está vivo, provoca que The Punisher no sólo sea la venganza de un tío contra los que mataron a su mujer y a su hijo, si no la odisea de un tandem, el ejecutor, que se crea una armadura con una calavera en ella, dispuesto a cargarse a todo aquel que estaba detrás de ese crimen que no tendría que haber ocurrido, y la mente pensante, que es capaz de discutir La vida de Pi como si hablara de macarrones.

Verle tocar la guitarra choca, pero es la música, mezcla de western y blues, la que te evoca este enfrentamiento entre pistoleros. La serie, además, habla explícitamente sobre las secuelas de una guerra, en este caso, Afganistán, con soldados que no han superado su trauma, con esas reuniones de apoyo en la que no siempre se dice la verdad, con misiones secretas como la de la Operación Cerbero que es una falacia total o esos grupos adiestrados que dan miedo de ANVIL.

También me gusta mucho el personaje femenino de Dinah (Amber Rose Revah), que parece  llevar a cuestas su propia mochila de mierda, dispuesta a enfrentarse a quien sea con tal de hacer justicia y de defender a un tipo como The Punisher a pesar de lo evidente.  Dinah protagoniza algunos momentazos sexy junto a Russo, en plan pareja perfecta y multirracial.

El entorno militar, que suele aburrirme siempre, en The Punisher me parece que encaja a la perfección con todo. The Punisher no se queda sólo en la venganza de una mala bestia, también explora otros sentimientos universales como la culpa y la traición. 

De entre los secundarios, destaco a Lewis, interpretado por Daniel Webber, que hiciera de Lee Harvey Oswald en 22.11.63, mucho mejor que los villanos estrella, y a Marion James (Mary Elizabeth Mastrantonio), porque ella ordena y manda cuando es una mujer entrada en años, algo que sigue siendo algo complicado de ver en la ficción. Sorpresa curiosa la de ver a Tony Plana, el padre de Eva Longoria en Mujeres desesperadas, como mentor de Dinah.

Lo peor de The Punisher

El primer pero es que Frank Castle es un inexpresivo de cojones (en un mano a mano con Luke Cage), aunque gracias a Micro conseguimos que salga del enmudecimiento y sociabilice.

También me resultó confuso que The Punisher saliera en Daredevil pero no en The Defenders, algo que, al final, le ha venido mejor ya que la serie sigue su propia línea temporal, aunque me preguntaba todo el rato si habría “cameo” de Rosario Dawson (Claire Temple) o de alguno de los otros superhéroes, más allá de Karen (Deborah Ann Woll), a la que, confieso, no soporto.

Igual que me han flipado algunas escenas oscuras y bastante macabras al estilo Hannibal (que para ello comparten showrunner), como la del sueño con todos los personajes vivos y felices alrededor de la mesa, también he de decir que todos los recuerdos, sueños melosos y pesadillas de Frank Castle con su mujer no me interesaban lo más mínimo.

Hablando del showrunner, Steve Lightfoot. Curioso es que Shohreh Aghdashloo y Amber Rose Revah, madre e hija en The Punisher, hayan hecho el mismo papel en la miniserie House of Saddam (2008) producida también por él.

Si Micro me ha parecido la repanocha como aliado, menos me han gustado en esta ocasión los villanos. A Russo (Ben Barnes, Westworld) que estuvo con Castle en Afganistán y se lía con Dinah, pero miente como un cabronazo, se le ve venir y no me creo que tenga tantas vidas como un gato. Rawlins tiene un pase porque tuvo un encontronazo anterior con Castle, pero sólo le falta acariciar un gato para parecerse a una némesis de James Bond.

Por cierto, The Punisher ha sido renovada por una segunda temporada. Y, sí, la veré.

 





 

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