26.8.17

The Strain y The Handmaid's Tale: mujeres útero

(son spoilers de la cuarta temporada de The Strain)

La cuarta temporada de The Strain coincide en una de sus tramas con la principal de The Handmaid's Tale, el uso de las mujeres como simples úteros para acelerar el aumento de la población. Aunque la finalidad es muy diferente, los medios y repercusiones son los mismos.


The Strain, la serie creada por Guillermo del Toro, es de esas series, como Z Nation, que veo porque me divierten. No son redondas, ni las recomendaría, pero son de terror, y series de género con mala baba hay pocas en televisión. La cuarta temporada es la más floja de todas y se me está haciendo cuesta arriba. Los personajes principales ya no hacen piña, si no que están desperdigados. Hay nuevos secundarios que me importan más bien poco. Las tramas relacionadas con Zach, el hijo de Ephraim son cansinas. Los humanos tienen ahora las de perder porque los vampiros, liderados por el Master, mandan y han creado un estado totalitario con sus propias reglas.

En el episodio 4x4 de The Strain (New Horizons) se plantea una trama que recuerda a la de The Handmaid's Tale. Recordemos que en la distopía escrita en los 80 por Margaret Atwood, las mujeres fértiles (vestidas de rojo) como Defred (Elisabeth Moss) sólo sirven para procrear, son mujeres útero en una sociedad en la que el nivel de natalidad ha disminuido de forma alarmante. Pero no siempre fue así. En The Strain, las mujeres fértiles son obligadas a parir bebés (en una especie de macabra fábrica de bebés) de forma, a veces, acelerada, para satisfacer los deseos de los vampiros que, además, recolectan la sangre de los humanos como si éstos fueran simples vías de avituallamiento.

En este episodio Dutch, la hacker, es la heroína que quiere acabar con el sufrimiento de estas mujeres que se ven obligadas a parir bebés que no verán nunca. Una de las escenas es tremendamente cruda, cuando, alentada por Sanjay, el director de la empresa, tranquiliza durante el parto a la mujer que pare a su hijo. A Dutch la han engañado, claro, y cuando ve que la comadrona y los médicos se llevan al bebé entre los gritos de angustia de la madre, le entran los siete males (y a nosotros se nos pone un nudo en el estómago). Dutch se rebela y cuando huye entra en una sala en la que vemos a humanos colgados de pinchos como si fueran ganado.

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