No he leído la novela gráfica en la que se basa ni sabía de qué iba Atómica (Atomic Blonde) cuando vi la película en un pase. Pero me quedé absolutamente fascinada con esta heroína sobrehumana, sexy y borrica a partes iguales, personificada en una Charlize Theron que lo da absolutamente todo en cada una de las escenas. Lorraine Broughton es la nueva superheroína palomitera que viene a darle vidilla a nuestras vidas faltas de acción. Para los que nos gusta la moda, su estilo es chic, ultrafemenino y molón. Porque dar hostias como panes no tiene por qué estar reñido con llevar unos Loubotin hechos a medida. Todo en esta amazona del siglo XXI es atractivo y deslumbra tanto cada vez que aparece que, realmente, te importa un pimiento la trama y los personajes masculinos secundarios (ensombrece al mismísimo James McAvoy). Atomic Blonde es acción pura y dura de comienzo a fin. Con un interrogatorio a finales de los 80 para desarrollar la historia, Lorraine (la versión femenina de un Tom Cruise en Misión: imposible o de Bourne, superando a los icónicos agentes con suma facilidad) nos va contando quién es y por qué la han detenido. Pronto, el espectador entra en otro mundo, brutal y muy masculino, en el que sobrevivir depende de las mentiras, las alianzas y la toma de decisiones al límite. Y hay una escena, qué escena, en una escalera, que podría ver en bucle sin cansarme. Cuando comienza no percibes la importancia que tendrá, cuando te quieras dar cuenta llevarás unos minutos non-stop y te dirás: “¡Qué coño es esto!”. Magnífica Charlize Theron, una máquina de matar ultrasexy. Ojalá nazca de aquí una saga con esta macarra con piel de cordero.
[Atómica, Atomic Blonde se estrena hoy en España]
No hay comentarios:
Publicar un comentario