17.2.17

Crítica. Jackie: Natalie Portman no es suficiente, el biopic de Jackie Jennedy que se queda a medias

Pablo Larraín (Neruda), dirige Jackie, con Natalie Portman, Peter Sarsgaard, Billy Crudup, John Hurt y Greta Gerwig. Jackie habla de la viuda Jacqueline Kennedy, tras el asesinato el 22 noviembre de 1963 de su marido, el presidente JFK. Con variadas nominaciones para su protagonista, el drama no me logra emocionar lo más mínimo.


Me desconcierta, al contrario, con esos primeros planos contínuos y lloros de la ex primera dama y un empalagoso artificio para colarnos, como sea, su gusto por la moda (con una improvisada pasarela, medio borracha por los pasillos de la Casa Blanca). Tras leer que Natalie Portman clavaba el personaje (está nominada al Oscar), lo cierto es que me esperaba otra cosa. Me esperaba un retrato de Jackie, no de Jackie, la viuda. Nada sabemos de su pasado ni de lo que vivió tras la muerte de Kennedy. Y no tenemos por qué saberlo.

No explican cuáles eran sus orígenes para entender muchas de las cosas que, supuestamente, decidió cambiar de cara al bienestar de sus hijos. No cuentan cómo se organizó Jackie para casarse con un multimillonario griego, con el que, de nuevo, sería aún más megafamosa, pero de otra manera. Deja entrever, al final del filme, que, tras la muerte de JFK, Jackie se convirtió en icono fashionista.

Hay un problema de base con esta película: su título. No es Jackie, a secas, es Jackie la mujer de Kennedy, la viuda, la ex primera dama. Y punto. La manera que elige Larraín tampoco me atrae. Jackie habla en plan monólogo con un periodista que pretende plasmar la gran verdad del personaje, pero todo lo que le cuenta, dice, no podrá escribirlo nunca. Como si quisiera transmitir una gran mentira, resulta confuso.

Pero ahí, en ese supuesto retrato, de una mujer rota por las circunstancias terribles del asesinato más conspiranoico de la historia de EE UU, nada se dice de ese matrimonio roto también, de esa relación frustrada porque JFK, como su hermano, era un putero, que se drogaba por su dolor de espalda, y que pasaba millas de su entorno familiar. No me lo creo, en definitiva. Se queda a medias de un retrato de una mujer que, por otra parte, ha sido un icono generacional a su manera, pero que no se llega a transmitir en esta película.

Natalie Portman es demasiado guapa para este personaje, porque Jackie era elegante, pero no una mujer guapa. Su rostro, el de Jackie, era el de una mujer con caracter, se la veía, no el de una mujer extremadamente delgada, llorona y desquiciada en la intimidad. Me ha decepcionado, tal vez, porque conozco mucho del personaje y esta película no me aporta nada. De hecho, cuando volví a casa del pase, me puse la peli de Oliver Stone para darme una ración de "lo que pudo ser" pero, al menos, con más gracia en su presentación.

Lo único memorable de Jackie es que vemos a John Hurt en uno de sus últimos papeles, interpretando a un cura que, paciente, escucha. Porque Jackie necesita de un periodista, de un cura, de una asistente, de un cuñao para desahogarse. Me da la sensación de que una voz en off contando su vida de principio a fin hubiera logrado recrear el mito de una forma más genuina.

1 comentario:

JMSaa dijo...

Pufff, pues si ya tenía poco interés en verla me lo has quitado del todo jajaj Los biopic buenos, para mi, son los que cogen un personaje que en principio no te llamaba la atención y, sin embargo, consiguen que después vayas corriendo a saber más. Por lo que dices, en este caso no ocurre eso.

Un saludo.