Productos como Crematorio o El tiempo entre costuras nos animan a confiar en nosotros mismos. El Festival de Series nos demostró que también hay mucho malo al otro lado del charco. Dejemos ya de automutilarnos. España en serie pone un poco los pelos de punta. La evolución de la producción de ficción en España es un espejo de la sociedad en la que se crearon esas series. Tendríamos que reflexionar sobre qué imagen es la que ofrecen nuestras series de ahora. Desde el libertario y enérgico Curro Jiménez al decente y autoritario Antonio Alcántara de Cuéntame. Desde el indulgente Nacho Martín de Médico de familia al Duque, el capo galán de Sin tetas no hay paraíso. Luego están ellas, mujeres solteras o casadas, con o sin hijos, ejerciendo una profesión o amas de casa, pero siempre luchadoras: Ana Diosdado, Concha Cuetos, Ana Obregón, Carmen Machi… El fenómeno fan revitalizó la ficción, con series juveniles de las que surge una importante cantera de actores que triunfan en el cine. Tras Compañeros, Al salir de clase, Física o Química… colgamos los uniformes para vestirnos con el disfraz de superhéroe (Los protegidos), dejarnos seducir por Luna, el misterio de Calenda o vivir de cerca el increíble optimismo de los niños de Pulseras rojas. Spielberg ya se ha hecho con sus derechos, en lo que es uno de los proyectos más esperados de 2014. Seguramente tuiteemos sobre su piloto cuando, por ejemplo, se estrene en el nuevo Canal+ Series. Un canal 24 horas que los seriéfilos esperábamos, y en el que se debería apostar, también, por el made in Spain, por lo nuestro.[Columna publicada en Cinemania de diciembre 2013]
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