30.12.13

Critica Agosto, de John Wells, un Pulitzer tan teatral como Meryl Streep

‘Mi familia y otros animales’ es uno de mis libros favoritos del zoólogo Gerald Durrell. Cuando el inglés maltrataba verbalmente a los suyos y los comparaba con los animales que tanto amaba, yo me partía de la risa. Cuánta ingenuidad e inconsciencia, ¿verdad? Han pasado los años y este tipo de retratos familiares ya no se ven del mismo modo. Ya no son cuentos con final feliz ni chistes que memorizar ni historias que les pasan a otros. Agosto (August), de John Wells, está tan llena de dolor y de resentimiento, está tan colmada de auténtica mierda emocional, que no te queda otra que sonreír, pero dentro, muy dentro de ti, te arañará las entrañas, sentirás un punzamiento, tal vez, inexplicable, que te hará revolverte en la butaca. El director John Wells, que ya escarbó en las miserias del alcohólico de Shameless, aquí encuentra un auténtico filón. Todos sus protagonistas –hasta 11 personajes de la misma familia– han evitado hasta el momento, agazapados en la seguridad del silencio y la mentira, mostrarse tal y como son. La repentina muerte del patriarca destapará una olla a presión que en pleno mes de agosto consideramos desde ya un arma de destrucción masiva. Como en la premiada obra de teatro en la que se basa, la película se narra de forma cronológica, intensa, sin flashbacks ni florituras. Desde el momento en que la madre –nunca ha estado tan excesivamente diva Meryl Streep– descorcha la botella de la amargura, el efecto dominó es imparable. Se sube el telón del chiste y ya no vuelve a bajar. Y todos, sin excepción, van arrancándose capas hasta que, literalmente, no les queda otra que huir de sí mismos. Hay escenas que son auténticos tour de force (la Streep con Julia Roberts, con Margo Martindale, ésta con Chris Cooper); otras son un soplo de aire fresco, necesarias en esta casa aislada que por no tener no tiene ni ventilación. [Crítica publicada en Cinemanía]

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