The Walking Dead 4x7 el Gobernador quiere ser Rick

Peor que en Mad Men: o fumas  mueres.

(con spoilers) Decía yo tras ver el episodio 4x6 con la vuelta del Gobernador que aún en tiempos apocalípticos siempre habrá alguien que te reconozca. Así es. En el episodio 4x7 el Gobernador lucha contra su pasado con todas sus fuerzas, tantas, que llega a matar con tal de que su nueva familia le acepte y no descubra nunca quién es realmente. Por si no entendemos el concepto, nos vuelven a mostrar a otra familia compuesta por tres miembros que, a pesar de haber luchado, no ha podido evitar que los matasen (y los convirtieran en zombies). En medio del bosque también descubren otra carnicería, provocada por los mismos, que no sabemos quiénes son, pero que representan el peligro para la gente honrada. El Gobernador es el Gobernador, no lo olvidemos, y gobierna lo que sea. Ante los comentarios de los hombretones de la nueva pandilla (¿cómo no iban a ser otra cosa que militares brabucones, bebedores de cerveza?) y de que otro mate a un viejo moribundo (con lo putas que lo pasó por matar al viejo zombie), el Gobernador decide en medio de la borrachera deshacerse de uno tirándole a la zanja ("No quiero, no quiero", repite a lo Chiquito de la Calzada). Ha intentado escapar con sus mujeres (es un marajá) pero le ha frenado unas arenas movedizas llenas de muertos vivientes. Imposible ir hacia adelante si no es con ayuda del grupo. Así que regresa para volver a matar. Y se deshace del nuevo jefe, otro chulitopiscinas, con más sangre fría, dentro de la caravana. Acaba lanzando también su cuerpo, pero con peso al río (ese peso muerto que da nombre al episodio, Dead Weight), y aquí viene uno de esos grandes momentazos palomiteros, cuando vemos que el nuevo zombie ex militar... ¡sobrevive debajo del agua! Esto da mucha risa. ¿Zombies con branquias? Nos estamos pasando tres pueblos, ¿no, Robert Kirkman? En fin, que visualmente queda de la hostia, pero no me convence. El Gobernador vuelve a gobernar gracias a Kirk Acevedo, el de la gorra, en cuanto le veo sé que no va a morir (¡el cambiaformas de Fringe no puede morir!), así que se alía con el Gobernador, que, recordemos, no quiere matar. Esta escena también es memorable, cuando el Gobernador le ofrece fumar o morir. Y para seguir con sus amigas (descubrimos que la otra es otra supuesta ex militar lesbiana) va eliminando a los indeseables, a los que considera sus enemigos. Vamos, que hace lo que siempre ha hecho, pero pidiéndolo por favor. Mientras el Gobernador tiene un momento dulce, en el que a punto está su nueva mujer de besarle el ojo tuerto, un zombie ataca a la niña. El Gobernador la vuelve a salvar. Es el rey del tablero de ajedrez, coño, el jefe. Ya nadie lo duda. Vuelve al bosque, buscando lo que encuentra, su futuro inmediato, el que no le deja progresar. Ve a Rick y a Michone a lo lejos. Y se le abren las carnes. Necesita esa seguridad que ahora no tiene, necesita un nuevo pueblo que gobernar. Y mira que ha aguantado que le llamen Tuerto y ha obviado las preguntas sobre su pasado. Pero cuando ve al grupo que lo desafió reaparece el Gobernador hijoputa, del que ya nos habíamos olvidado. Y eso es lo que veremos en próximos episodios, un nuevo enfrentamiento. Porque el Gobernador quiere gobernar la cárcel, quiere ser Rick. Y yo sólo pienso que ojalá fuera así. Qué peligro.