23.10.13

Piloto Hostages (Rehenes), hacer algo malo por buenas razones


Que una serie se base en el secuestro de una familia como chantaje para que la madre, una cirujana que operará al presidente, lo mate, no deja de tener su intríngulis. El más importante: ¿cuánto puede durar el suspense una vez realizada la operación o es que se puede alargar eternamente? De la maldad de los malos, los secuestradores, me digo, dependerá el desenlace. Es decir, si la médico mata al presidente se acabó la serie. Si evita hacerlo con artimañas justificadas, los secuestradores o esperan o intervienen. Si matan, por ejemplo, a alguien de la familia, la cirujana acabará cediendo, y de nuevo se acaba la serie. Sólo queda que los malos sean menos malos de lo que aparentan. ¿Por dónde tirará Hostages (CBS)? (en España se emite en TNT).


(con spoilers)  Es evidente que alguien de dentro está implicado (el ayudante del presidente), es más, pronto descubrimos que el FBI está detrás. El cabecilla de los secuestradores es un crack, al que vemos en un flashback solucionar el atraco a un banco (aunque no sea nada novedoso esto de que el atracador se haga pasar por uno de sus rehenes). A la falta de originalidad en este aspecto, se le une una música que no me gusta especialmente. Lo más interesante, como ocurre en The Americans, es que el enemigo está en casa, pero lo que más nos interesa es la vida familiar de esta gente. La que aparenta ser una familia modélica tiene trapos sucios que esconder. La hija parece estar embarazada sin que sus padres lo sepan. El hijo trafica con marihuana y debe dinero a un dealer. Al padre no le ha salido un trato en la empresa y le es infiel a la cirujana. Un cuadro, vaya. Pero qué te puedes esperar de una familia cuya contraseña de la alarma de la casa es "Ringo Starr". El padre, iluso, dice de llamar “al servicio secreto”. Nos cae mal de primeras. Máxime cuando agarra un cuchillo que todo el mundo ve y es golpeado. Y el que nos cae bien es el secuestrador que en lo que puede ayuda a los hijos de la cirujana escondiendo sus secretos. El mundo al revés. “No pienses que matas al presidente, piensa que estás salvando a tu familia”, dice el secuestrador. Han llegado allí porque tenían cámaras por toda la casa. “A veces tienes que hacer algo malo por buenas razones”. Es decir, que el presidente es el malo, aunque la cirujana aún no lo sepa y ellos, los del FBI, los buenos. Para más inri, el secuestrador tiene una hija, un padre que cuida de su hija y una mujer hospitalizada por cáncer. Son malos menos malos, son mejores que la familia atacada, vaya. La operación se retrasa dos semanas (de ahí que se pueda hacer una serie) y la cirujana acaba diciendo: “No me doy por vencida tan fácilmente”, mirando a la cámara. Lo peor: que es todo irreal. Si los secuestradores se infiltran con esa facilidad, ¿por qué no han metido a una enfermera en el ajo? Lo mejor: produce Jerry Bruckheimer, así que una buena realización está segurada, y deja un cliffhanger enorme.Y los protagonistas podrían llegar a confabularse. Correctos están Toni Collette, a la que veo excesivamente delgada, y Dylan McDermott (cuando le vemos por primera vez aparece con un pasamontañas, no pude evitar pensar en el RubberMan de American Horror Story). La seguiré viendo porque me intriga por dónde puede tirar.

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