23.4.13

Mad Men 6x4 Don Draper y el curioso caso de Benjamin Button

Peggy gana con un elemento fálico
Cuando un episodio de Mad Men me defrauda me desconsuelo. Y no es broma. Me entusiasma todo de Mad Men y no entiendo cómo Matthew Weiner pierde los papeles tan fácilmente. En este episodio, ya vemos a Don de nuevo cabizbajo, ausente, perdido, como si no tuviera nada en la vida, cuando lo tiene todo. Su pupila Peggy le ha levantado la campaña de Heinz, algo que le deja noqueado.

A ésta es a la que tenían que haber echado con este vestido.
Su secretismo dentro de su empresa para no despertar sospechas no le ha servido de nada. Peggy, desde hace ya tiempo, va varios pasos por delante de él, y Don parece no querer admitirlo. Como tampoco que su mujer triunfe en televisión. No es que a Don le mosquee que ella se bese con otro por gajes del oficio (él, que se acuesta con su vecina madura), seguro que lo que más le indigna es ver a su Megan vestida de chacha. En el fondo lo que le jode es que una mujer sea independiente (como lo es también Peggy) y que sean las mujeres las que le demuestren que se está quedando caduco. Aunque se fume un porro sigue siendo un carca. En el trabajo, Peggy; en casa, Megan.

Pedazo vestido señora, lo quiero

En este episodio bastante irregular, Don se comporta como un niño malcriado. Parece que esté sufriendo el síndrome de Benjamin Button. Se empeñan en mostrarnos unas secuencias en las que Jon Hamm se tira al suelo, como un elefante herido, o en las que se queda impertérrito mientras la puerta del ascensor se cierra o con la mirada en la lejanía de forma extremadamente poética, es decir, cargante. Mientras la amazona de Joan necesita ya que la echen un polvo (¿de verdad era para tanto la que monta con la secretaria que se escaquea?), Harry, que cada vez está tomando más papel en la serie, lucha por su ascenso armándose de valor tras enfrentarse a Joan (me encanta cuando ella le dice: Good Morning; y él le contesta: Good Afternoon, que ahora llegas tú tarde a la oficina, querida).


Me da que Matthew Weiner le va a dar matarile tarde o temprano. Por sus maneras, nos ha caido mal, ¿a que sí? Y dejo para el final algo que no llego a entender. ¿Por qué esta obsesión por hacer un trio? Joan con su amiga y el beatnik ése, en esa disco con música raruna (Bonnie and Clyde de Serge Gainsbourg nada menos), y Don con los productores de la serie de su mujer. Joan y Don son muy parecidos en este aspecto, están cansados de los alocados jóvenes, tienen hijos, responsabilidades, ven que no encajan. Necesitamos ver a Joan hablar con Don ya. Y a Don intentando volver a contratar a Peggy. ¡Lo que nos vamos a reir!

El infierno de Don Draper 6x1/6x2
Draper, el niño de los Tres chiflados 6x3

6 comentarios:

Lola dijo...

buena entrada :)

Anónimo dijo...

En mi opinión, lo de los tríos es por la época que se está acercando de liberación 'sesual', y sí, harry empieza a tener un protagonismo que me encanta.
PD: Peggy no le levanta la cuenta de ketchup a Don, al final es una empresa grande la que la consigue
buen post!

David Peñasco Maldonado dijo...

¡Joder, Anónimo, cómo si hiciera falta entender el argumento para escribir la crítica del capítulo de una serie! No, espera, SÍ que hace falta.

:-)

Mariló García dijo...

gracias por pasaros!

Evidentemente nos enfrentamos a esa liberación sexual, pero es curioso que los más zorros/as sean los menos lanzados a la hora de la verdad (Joan con el hijo de otro, Don con su amante). Lo comento porque no es muy creíble, pero en fin, que ojalá haya camas redondas. En cuanto a la cuenta Heinz, Peggy gana por goleada a Don, él la admira, aunque no lo sepa, por eso se queda esperando tras la puerta. Ahora, empezará a temerla.

David, imposible comentar TODO lo que ocurre en un episodio de Mad Men. Escojo, analizo y expongo. Para eso están vuestros comentarios, para aportar lo que falte, vuestras ideas. No, espera, que no aportas nada. :)

Anónimo dijo...

ehhhh... Peggy no le levante ninguna campaña a Don... ambos compiten por la cuenta, Peggy hace un anuncio terriblemente peor que el de Don... pero la cuenta se la lleva otra agencia

Mariló García dijo...

efectivamente, pero cuidado con Peggy.