22.10.12

Crítica. Vacaciones en el infierno, Get the gringo: Mel Gibson, héroe de acción, en un desmadre de cárcel


Dejando a un lado que Mel Gibson no me guste un pelo como ser humano, lo cierto es que cuando protagoniza una peli de acción como ésta de Vacaciones en el infierno (vaya titulito), si no es por él, la trama te podría importar bien poco. Gracias a Mel Gibson hasta me divierto viendo esta especie de Prison Break (¿os acordais de la cárcel chunga de Sona?), que arranca con una huída tras un atraco (Gibson además de ex francotirador ¡es ladrón!), pero que se desarrolla casi por completo en El Pueblito, una cárcel ciudad corrupta, en la que se hacinan los presos, y de la que, claro está, Mel Gibson quiere escapar. Drogas, sobornos, prostitución, torturas... pero también el día a día de las familias y de los niños que viven allí. Lo mejor de Get the gringo es escuchar a Mel Gibson hablar en español; verle haciéndose pasar por Clint Eastwood y ayudando a uno de los niños de la cárcel con el que empatiza. Mel Gibson fuma mucho, muchísimo, y nos va contando sus aventuras con su voz en off. Como siempre, lo da todo (es el prota, produce y coescribe el guión), y Vacaciones en el infierno parece que nos devuelva al otrora héroe de acción, como entrenamiento para su próximo personaje en Machete Kills, de Robert Rodríguez.

A pesar de la mugre y de la textura, por ejemplo, al estilo de Traffic (el director, Adrian Grunberg, que debuta con esta peli, ayudó en la dirección en la cinta de Soderbergh y se nota), esconde cierta ironía (cuando le preguntan a Gibson si tiene "novio", al loro su cara) y muchos guiños cachondos al intentar explicar cómo se vive en la apestosa cárcel mexicana ("la tortura mariachi", cuando suena la música dentro). O como resume Gibson: "¿Esto es una prisión o el mall más horrible del mundo?". Frente a este Mel Gibson más chulo que un ocho, su némesis, en este "pueblo chico, infierno grande", como dice el dicho, interpretado por el madrileño Daniel Giménez Cacho (visto en Blancanieves). Cameos de Peter Stormare, intentando malamente ser El Padrino, y del Hank de Breaking Bad, Dean Norris, de policía de frontera, en una participación muy corta.

Dos detalles muy muy curiosos. Al terminar la peli se escucha la canción "Soy culero porque el mundo me hizo así" (el culero rebelde, jaja) y en una de las secuencias en las que aparecen los polis corruptos gastándose lo suyo en putas vemos en el bar un cartel anunciando una marca de burbon con la imagen del Rey de España con los ojos tapados WTF!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo del bourbon debe de ser por 'borbón', muy grande

manipulador de alimentos dijo...

Mira Mel Gibson con sus películas grasientas de héroe pasado de fecha pero aún así tensas, vibrantes y divertidas como Apocalypto o su reciente Vacaciones en el Infierno. Sea pues, Mel, a pesar de tus 'fachasitudes', una copa elevada por ti....