El acierto de Benoît Jacquot (Deep in the
Woods) es hacernos creer que estamos en el Versalles del
siglo XVIII, recorriendo sus pasillos, invadiendo sus alcobas, espiando a
sus protagonistas, tanto los de arriba como los de abajo, en una
especie de Downton Abbey a la francesa. Lo de
menos es la toma de la Bastilla, la verdadera revolución la protagoniza
un insólito triángulo formado por María Antonieta (una creíble Diane Kruger tan fashionista como la reina), una de sus
jóvenes lectoras (excelente Léa Seydoux) y el objeto de
su deseo (Virginie Ledoyen, siempre, lástima, en
segundo plano). El problema es que el director se distancia tanto, que
no va más allá del retrato superficial, dejando para el final lo que
debiera haber sido la pieza más jugosa de la historia. Al menos la María Antonieta (2006) de Sofia Coppola
dividió a la crítica. Adiós a la reina no
llega a rozar tan apasionada reacción en el espectador.
[Crítica publicada en Cinemanía]
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