11.4.11

Crítica. El inocente, McConaughey, cara a cara con Bryan Cranston

Matthew McConaughey es de esos actores que ni me van ni me vienen. Es como Matt Damon pero en borrachín, como Tom Cruise pero sin su buena suerte (sólo compartieron a Pé), como cualquiera de los mazados de Hollywood al que se le va pasando el arroz y se queda a medio camino entre el yogurín de risa facilona y el padre con síndrome de Peter Pan. En El inocente tiene un leve enfrentamiento con alguien de enjundia como Bryan Cranston, unos segundos sólo, porque si no el prota de Breaking Bad se lo come vivo. Cranston es el inspector de homicidios que desconfía del personaje de Mateo. Dice Cranston en el presbook de la peli: “Soy una especie de tipo duro y no me gusta nada que Mick (Mateo) no deje de estropear mi trabajo al librar a criminales de la cárcel con simples tecnicismos”. Vale. La pena es que, de reloj, sólo sale dos minutos. Porque Mateo necesita a alguien con menos presencia (como el pobre Ryan Philippe, tenía que haberse retirado tras Franklyn) para demostrar que todavía lo sigue valiendo. Me llamó la atención que el actor volviera a sus orígenes (es de nuevo un abogado, como en Tiempo de matar -1996- y Amistad -1997) pero, a pesar del traje, del corte dramático de la historia y de lo entretenida que resulta a fin de cuentas El inocente (un thriller bien llevado), yo sólo veo a Mateo, al cachas surfero del Cuore, a la mueca de chulazo... y me pierdo. Y me digo: ¿quién le va a tomar en serio si hasta en esta peli vuelve a salir sin camiseta una vez y otras dos veces en tirantes? Él insiste, y va de ambiguo: sale con traje en el último anuncio de Dolce and Gabbana (HORROROSO), aunque en el televisivo aparecía shirtless total. Y ha protagonizado la última portada de Esquire, la de abril, tipo Gentleman (al estilo del cartel de la peli). Mateo reflexiona, que todo no se puede tener en esta vida...

+Mateo y Ryan Philippe, dos cuerpos al sol.
+Macizorro en Como locos a por el oro. Link.

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