12.12.10

Restaurante Korgui: fusión de comida mexicana y japonesa

Capuchino de morcilla

Reservé por internet desde su página web para comer en el restaurante Korgui, en la calle Rollo, en una zona céntrica de Madrid. Primera duda. Igual que en otros restaurantes las reservas online funcionan, cuando llegamos nos hicieron esperar. No fue mucho, pero estos detalles deberían tenerlos en cuenta, ya que son muy pocas mesas (hay un espejo enorme que engaña) y si reservas con antelación es por algo. Nos tomamos una copa de vino (2,16 euros) en la pequeña barra (el blanco era algo duro y sólo tenían de una marca, eso falla). Lo original de Korgui, además de sus cócteles (por la tarde-noche comenzó a entrar gente a beber, e incluso mientras comíamos la gente se estaba tomando unos mojitos) es su cocina, una fusión entre México y Japón. Pedimos varios entrantes para compartir, como el capuchino de morcilla (7,45 euros) que es una masa de morcilla de arroz ligeramente picante, con queso parmesano por encima. Me pareció demasiado contundente, para tomar con pan necesariamente (son pequeños bollos recién sacados del horno que te cobran, 1,20 euros).

La tempura de langostinos (8,53) está muy rica, con su salsa de soja. En cuanto a la bebida, hay cerveza mexicana (Pacífico, Coronita, etc) a 3,78 el tercio.
El queso provolone picante (9,18) lo sirven con cebolla y pimiento verde, para untar. Me quedé con las ganas de probar el crujiente de queso, que creo, era de cabra.
Pedimos las milhojas de foie, pero al cocinero se le olvidó prepararlas. Así que nos trajeron antes los segundos. El restaurante reconsideró el error y aunque nos trajeron este plato junto a los segundos, no nos lo cobraron. De los mejores platos, aunque de milhojas tiene poco: el foie viene en dos bloques, con pequeñas tostadas de pan y unas finas sábanas de pan frito.
Brocheta de magret de pato (16,74), con trozos de aguacate y una ensalada de soja. Rico.
Los sopecitos de maíz con ternera (13,50) no me gustaron mucho. La carne está jugosa, presentada en trocitos, pero la base de pan es demasiado basta, con una masa casi sin hacer, sin sabor. Cuando pregunté por este plato, el camarero me comentó que era carne fileteada en una base tipo fajitas, pero esto no se le parece ni por asomo. Por cierto, los segundos son platos bastante contundentes. Éste, por ejemplo, sería mejor para compartir.
Solomillo de buey (19), con patatas paja y huevo de codorniz. Muy bueno. Por cierto, para los más valientes el plato estrella de la casa es la carne de avestruz, la más cara por cierto. No tomamos postre, pero sí cafés (2,16 euros). Nos salió la comida por cabeza a unos 30 euros.

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