"Sentir culpa es un pequeño precio para conseguir la felicidad". Lo dice Orson en el primer episodio de la sexta temporada de Mujeres desesperadas, lo que da pie a que Bree se desmelene como nunca lo ha hecho. Ser amante es lo que cuesta. Me cabrea que Lynette no pueda decidir sobre su embarazo (¿desde cuándo la opinión de su marido tolai pesa tanto?). Y esa espalda quemada de la nueva vecina, Drea de Matteo, la novia de Moltisanti en Los Soprano...
Me ha encantado ver en el episodio dos de la sexta temporada de Mujeres desesperadas el amor entre dos ancianos, o mejor dicho, entre la señora McCluskey y un nuevo vecino. La actriz que la interpreta, Kathrin Joosten, creo que ha sido operada de cáncer hace poco. En este barrio donde parecen estar más jóvenes cada día (¿es un aura blanca lo que rodea las cabezas de las chicas o es mi imaginación?) siempre es reconfortante ver que también hay hueco para hablar del sexo en la tercera edad (aunque sea de refilón). Después de tantas temporadas hay cosas que se repiten: la hija de Susan en coma, como ya lo estuvo Mike; el presumible cabreo de Susan con Bree cuando se entere que se ha enrollado con su ex (como le ocurrió con Katherine); otra familia con trapos sucios (¿os acórdais de la familia negra que desapareció como vino?); Lynette agobiada otra vez con su embarazo... En fin. Pero me siguen haciendo gracia y que Katherine se haya vuelto literalmente loca, me encanta.
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