23.3.08

Como la vida misma, Steve Carell igual de incomprendido que en The Office

The Office es genial por Steve Carell. El jefe con la dentadura más perfecta y la sonrisa más estúpida tiene en sus subordinados (que tragan) la causa más evidente de por qué existen jefes así (que haberlos haylos). Con el cuerpo comprimido como Ben Stiller y el mismo rollo familiar que Los padres de ella (aunque no su mala follá), Carell vuelve a lucir toda su incomprensión en Como la vida misma, comedia romántica con alguna lágrima (interpreta a un viudo con tres hijas demasiado correcto). Cambia a sus curritos que no entienden su comportamiento (en The Office es Michael, un jefe paternalista) por su familia, que tampoco comprende qué le pasa a Dan, un educado columnista y buen padre que parece, en pleno fin de semana familiar en el campo, haberse vuelto loco. El motivo de que esté descentrado, nervioso, incómodo y fuera de sí es sólo uno: se ha enamorado de la novia (Juliette Binoche) de su hermano a la que acaba de conocer. Y, ella, pues también un poquito. Pero tienen que disimular, claro.

El amor es peligroso, dice. El amor no es un sentimiento, es una habilidad, repite.

Y en lo único en que he podido pensar durante toda la película es en ese momento, ese segundo en el que te das cuenta de que te has enamorado de alguien. En la suerte de estar enamorado (como lo está su hija adolescente, que llora y patalea porque la separa de su joven novio), por mucho que nos complique la vida, nos aturulle el cerebro y nos obligue a hacer locuras. Y el padre, intentando hacer ver a su hija que su enamoramiento es una ilusión de la edad, le explica lo que es estar enamorado, y resume de forma magistral el misterio que encierra querer a alguien cuando ni siquiera sabes que le quieres.

Si estás enamorado te das cuenta que es frustrante no poder estar con esa persona; que no sabes bien qué es lo que los separa; que hay algo inexplicable que te atrae; que cuando estás cerca le dices todo porque no sabes qué decir; que está en tu mente y en tu corazón, y que, si pudieras estar con ella, te volverías la versión mejor posible de ti mismo.
Ma-ra-vi-llo-so.

Y un par de apuntes más.
  1. Viendo The Office el otro día, descubrí que Karen, la nueva novia mulata de Jim (John Krasinski) es Rashida Jones, la hija de Quincy Jones, productor y músico que, para mí, fue un referente cuando empecé a escuchar rap. Fue el que creó la revista Vibe, la biblia del hip hop, y el que hizo una estrella a Will Smith, entre otras cosas.
  2. En Como la vida misma, la madre de Steve Carell es en la película Dianne Wiest que, curiosamente, viste igual (con esas batas chinas que disimulan los kilos de más) que en la serie de la HBO In Treatment a la que me acabo de enganchar y de la que hablaré algún día. En la serie interpreta a la terapeuta del protagonista, Gabriel Byrne, que es a su vez otro terapeuta, pero cansado de los pacientes que acuden a pedirle ayuda. Si te gusta la psicología (a mí me apasiona) te la recomiendo. Me encanta Byrne.

1 comentario:

Unknown dijo...

La verdad es que no soy fan de The Office pero Steve Carell me gustó en esta peli.