Seguramente esta comedia haya ido directamente a dvd en Estados Unidos. En España, tras mucho bailoteo de fechas, se estrena en cines este viernes. La historia es bien sencilla. A los 34 años nuestro prota (el cara muñeco Ron Livingston) se entera que es adoptado (sus padres son los estirados y millonetis Christina Baranski y Edward Herrmann) y como va a casarse (con Neve Campbell, cuya madre es Beverly D'Angelo) decide buscar a sus padres biológicos (que no son otros que los histriónicos Kathy Bates y Danny DeVito, que ejerce también de productor de la cinta). La América profunda (Bates y DeVito) enfrentada a la clase alta; nuestro prota, un escritor de libros de autoayuda (¿la gran pandemia del s. XXI?) ve como su vida entonces se desmorona. ¿Hasta qué punto podemos elegir a nuestros padres? Pero la idea no está bien resuelta, es previsible y aburre (Bates y DeVito se insultan continuamente a lo Escenas de matrimonio). De hecho, el director, Gregg Glienna, es el guionista de Los padres de ella y Los padres de él, pero no de las de Robert De Niro sino de las originales de los años 90. Sus guiones dieron lugar a estar descacharrantes comedias. Bates y DeVito, los Meanure, son un sucedáneo de Barbra Streisand y Dustin Hoffman, los Fockers auténticos.
Hay una escena que destaca entre las demás, no porque sea más divertida, sino porque desentona del resto de la película. El hijo acaba escondido en un armario y descubre a Excalibur, un gran consolador que sus padres, que son muy fogosos y naturales, deciden usar. Él se pone nervioso, el bicho se pone en marcha y el ruido lleva a DeVito a abrir el armario. Así es como vemos este tremendo desnudo del pequeño actor, cuya sombra del pene se refleja en la cara del hijo, que acaba desmayándose.
Una familia casi perfecta se estrena el 11 de enero.
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