6.8.07

Critica Hairspray: Laca, kilos y buena musica

Hace veinte años, en 1988, John Waters parió Hairspray, un musical divertido, underground y con frikis como Divine (un tío gordo que se hacía pasar por mujer). La historia era tan simple como sugerente. Una adolescente sesentera y rechoncha que le da a la laca tiene un sueño: participar en un programa televisivo de bailoteo. Al ser rechazada por sus kilos se une a otra minoría, la de los negros, que resulta que bailan mejor, sobre todo porque son mas sexuales en sus movimientos. Algo pecaminoso para la época. Por eso, los negros y los blancos bailan separados no se vayan a contagiar.

El remake, cuyo gancho es John Travolta disfrazado de mujer (papel de Divine, la madre de la prota), sigue a pie juntillas el original (factor sorpresa cero), contiene canciones mucho más largas (al final de la cinta resultan cargantes) y tiene mucha menos chispa (John Travolta es de lo mejor, y me cuesta admitirlo). Pero hay guiños divertidos. El propio John Waters, al estilo Hitchcock, aparece al comienzo de la cinta en un friki-cameo como exhibicionista de los que se abren la gabardina. El dueño de la tienda, Mr Pinky, que contrata a la prota para que vista su ropa, Jerry Stiller, era el padre de la criatura en la peli original. Ricky Lake, la prota en la original, que ahora es una famosa (y delgada) presentadora de televisión, aparece como invitada del programa televisivo en la final del concurso (se la ve sentada entre el público junto al director de la cinta y los guionistas) como una cazatalentos.

Los mejores momentos son el bailoteo final de John Travolta (acojonante caracterización); ver lo bien que mueve el esqueleto John Marsden (el cíclope de X-Men, aquí presentador del programa) y esa incipiente estrella que es Zac Efron (visto también bailoteando en High School Musical).

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